Buenas prácticas con propósito: proyectos peruanos que demuestran que la inclusión es posible

En el Perú, la innovación tecnológica se está convirtiendo en un motor de inclusión. Un claro ejemplo son los proyectos desarrollados por estudiantes y especialistas de la Universidad Continental, que han sido reconocidos en el concurso nacional Buenas Prácticas en Accesibilidad 2025. Su propuesta combina creatividad, tecnología y compromiso social, demostrando que las buenas prácticas no solo son conceptos teóricos, sino acciones que generan un cambio tangible en la vida de las personas.

El certamen, organizado por la Comisión Multisectorial del Plan Nacional de Accesibilidad, premió iniciativas que buscan eliminar barreras y crear un entorno más inclusivo. Entre ellas destacaron dos soluciones de gran valor: un dispositivo con inteligencia artificial para personas con discapacidad visual y una regleta braille impresa en 3D de bajo costo.

Tecnología que abre caminos

El primer proyecto ganador fue Voguie, un dispositivo de asistencia con inteligencia artificial diseñado para guiar los pasos de personas invidentes. Este aparato analiza el entorno en tiempo real y transmite señales hápticas, pequeñas vibraciones, que alertan al usuario sobre obstáculos y lo orientan en su desplazamiento. La innovación no solo mejora la seguridad, también aporta autonomía y confianza en cada movimiento.

La segunda iniciativa premiada fue una regleta braille fabricada con impresión 3D. A diferencia de los modelos tradicionales, este diseño es económico y accesible, lo que lo convierte en una herramienta clave para el aprendizaje inclusivo en regiones donde la disponibilidad de materiales especializados es limitada. Gracias a esta tecnología, estudiantes en ciudades como Huancayo y Cusco pueden acceder a recursos educativos adaptados a sus necesidades.

Ambos proyectos son prueba de que las buenas prácticas en innovación tecnológica surgen cuando la creatividad se pone al servicio de la inclusión. La verdadera transformación ocurre cuando el conocimiento académico se conecta con las necesidades de la sociedad.

Un ecosistema accesible para todos

La Universidad Continental no solo destacó por sus proyectos físicos. También recibió reconocimiento por la implementación de un ecosistema digital accesible. Sus plataformas virtuales ahora cumplen con los más altos estándares internacionales, integrando herramientas como UserWay, Ally y ReadSpeaker. Esto garantiza que estudiantes con diferentes capacidades puedan acceder al contenido en múltiples formatos: texto adaptado, audio o ePub.

Este esfuerzo integral refleja una visión clara: la accesibilidad debe estar presente en cada nivel de la experiencia educativa. Desde los salones hasta las plataformas digitales, las buenas prácticas aseguran que nadie quede fuera del proceso de aprendizaje.

buenas prácticas
El certamen, premió iniciativas que buscan eliminar barreras y crear un entorno más inclusivo a través de 2 soluciones: un dispositivo con IA para personas con discapacidad visual y una regleta braille impresa en 3D. Fuente: Agencia Andina

El poder de las buenas prácticas

Cuando se habla de buenas prácticas, muchas veces se piensa en procedimientos administrativos o en estrategias de gestión. Sin embargo, este ejemplo demuestra que también pueden ser innovaciones que transforman la vida de comunidades enteras.

Las buenas prácticas se caracterizan por ser sostenibles, replicables y con resultados positivos comprobados. En este caso, tanto el dispositivo de asistencia como la regleta braille cumplen con todos esos criterios: son soluciones que pueden multiplicarse en otros contextos, mantener su impacto a lo largo del tiempo y mejorar la autonomía de miles de personas.

Innovación con impacto humano

Más allá de la tecnología, lo que hace valiosas a estas iniciativas es su enfoque humano. Cada proyecto fue diseñado pensando en los desafíos reales que enfrentan las personas con discapacidad visual en su día a día. La tecnología se convierte en una herramienta de empoderamiento, no en un fin en sí misma.

En este sentido, las buenas prácticas no solo se miden en términos de eficiencia, sino también en el impacto emocional y social que generan. Cada avance abre la puerta a nuevas oportunidades, fomenta la igualdad de condiciones y construye una sociedad más justa.

Hacia un futuro inclusivo

El reconocimiento obtenido en el concurso de Buenas Prácticas en Accesibilidad 2025 marca un hito, pero también plantea un reto: seguir desarrollando soluciones que eliminen barreras y promuevan la participación plena de todas las personas.

Lo ocurrido demuestra que en el Perú existe un potencial enorme para generar cambios positivos desde la innovación y la educación. Cuando se combinan el talento joven, la investigación aplicada y un propósito social, las buenas prácticas se convierten en verdaderas palancas de transformación.

En un mundo que avanza hacia la digitalización, es fundamental recordar que la accesibilidad es un derecho. Cada paso en este camino fortalece la idea de que el desarrollo tecnológico debe estar al servicio de todos, sin dejar a nadie atrás.

Las buenas prácticas no son solo procesos eficientes; son semillas de cambio que, cuando se aplican con visión y compromiso, florecen en proyectos capaces de transformar realidades. Y estos premios son la mejor prueba de ello.

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