Una explosión de color, memoria y orgullo migrante llega a uno de los escenarios artísticos más importantes del mundo. El Perú hará historia en la 24ª Exposición Internacional de la Trienal de Milán con “Relatos Chicha”, una propuesta que celebra el arte urbano peruano forjado en los barrios populares de Lima. Es la primera vez que nuestro país participa en esta prestigiosa exposición internacional, y lo hace con una obra que grita identidad, resistencia y cultura popular.
La Trienal de Milán, en su edición titulada “Inequalities”, abre un espacio de reflexión sobre las desigualdades que atraviesan las ciudades y los territorios del mundo. En este contexto, “Relatos Chicha” no solo representa al Perú, sino que lleva consigo la historia de miles de familias migrantes que, a partir de la adversidad, crearon una cultura propia, irreverente y vibrante.
Elliot Tupac y la fuerza gráfica de los barrios
Detrás del proyecto está el artista gráfico Elliot Tupac, heredero de una tradición visual nacida en los talleres de cartelismo Chicha de Lima. Su obra rescata y transforma esa estética única que floreció entre los años 80 y 2000, como muestra del arte urbano peruano, en una capital que se reconfiguraba con cada nuevo rostro andino que llegaba buscando un futuro mejor. El arte de Elliot no solo decora: narra, conmueve y da voz.
Los “Relatos Chicha” no se leen solo con los ojos. Se sienten en la piel, en la memoria colectiva, en la música que suena en las combis y en los muros que todavía gritan nombres de bandas legendarias. La propuesta artística rescata ese universo visual cargado de tipografías intensas, colores fosforescentes y frases directas que alguna vez anunciaron conciertos, fiestas y encuentros en los márgenes de la ciudad. Esta expresión del arte urbano peruano da el salto a una vitrina global sin perder su raíz.
El proyecto llega a Milán con el apoyo de la Embajada del Perú en Italia y el Consulado General en Milán. Está curado por Elisa Giusti, arquitecta y docente, quien ha sabido integrar la potencia gráfica de Tupac con una mirada crítica sobre los procesos urbanos y sociales. El resultado es una obra que se enmarca dentro del programa oficial de la Trienal, junto a exposiciones, eventos públicos y proyectos especiales de distintos países.

El arte urbano peruano como acto de resistencia
Más allá de lo estético, “Relatos Chicha” propone una conversación urgente: ¿quién tiene derecho al arte? ¿Qué narrativas entran en los museos, en las bienales, en las galerías internacionales? Al irrumpir con una estética popular en un espacio tradicionalmente elitista, esta obra no solo rompe moldes, sino que reivindica la riqueza creativa de lo popular como un acto político.
La participación peruana en esta edición de la Trienal de Milán es una afirmación poderosa. No se trata solo de un artista en una vitrina mundial, sino de una cultura entera que ha sido históricamente invisibilizada, ahora ocupando un lugar de prestigio. Es un reconocimiento a las miles de historias que se tejieron entre cerros, pistas sin asfaltar y mercados bulliciosos. A las mujeres que criaron, a los jóvenes que soñaron, a los padres que trabajaron para que sus hijos estudiaran.
Este tipo de arte urbano peruano surge de la necesidad de expresarse en contextos donde no había espacios institucionales para el arte. Es una estética nacida en la calle, con recursos mínimos pero una potencia simbólica enorme. En lugar de adaptarse a lo académico, propone su propio lenguaje.
De Lima a Milán: una estética con raíz y proyección
“Inequalities” nos invita a mirar lo que muchas veces preferimos no ver. “Relatos Chicha” responde con una propuesta que no es solo visual, sino profundamente humana. Lleva consigo el eco de los altavoces que animaban las noches limeñas, la textura del papel reciclado, la urgencia del mensaje que no espera ser entendido por académicos, sino sentido por el pueblo.
Este proyecto no solo representa al Perú. Representa una manera de entender el arte desde las periferias, desde los márgenes, desde los bordes donde florece la vida en todas sus formas. Elliot Tupac y su propuesta Chicha están hoy en Milán, pero su raíz está bien plantada en el corazón migrante de Lima. Eso es precisamente lo que vuelve tan potente al arte urbano peruano: su capacidad de conectar lo local con lo universal, lo popular con lo trascendente.
